Los invertidos

Sala Casacuberta.

En el programa figura el siguiente texto firmado por Alberto Ure

"Aunque muchas veces no se note, el teatro argentino siempre está manteniendo una discusión interna sobre temas que no son solo teatrales. En la imitación de una acción, en el campo de lo ilusorio, los actores ofrecen su cuerpo para que las ideas luchen sin piedad ni respeto por las modas evidentes. El teatro va dibujando así su historia y sus tradiciones, haciendo señales que no se pueden encontrar en ningún manual.

Los invertidos de José González Castillo ha sobrevivido varias décadas pese a sus muy pocas representaciones, a las prohibiciones, al silencio académico. Seguramente porque el teatro argentino no la olvidaba. Y así como ningún recuerdo es el último sino el principio de una versión posible, detrás de Los invertidos aparece la obra gigantesca de González Castillo como si fuera un ahorro que se tiene en reserva sin saberlo. Que nosotros nos hayamos encontrado con Los invertidos es también un reencuentro feliz, como si fuera la vuelta a los paisajes familiares después de una larga y complicada peripecia.

No se puede saber cómo fue su estreno, ni qué pensaron los que la hicieron y la vieron, pero no es grave: ellos tampoco pueden saber lo que nos pasa a nosotros ahora. El texto funciona como un relampagueo que atraviesa el tiempo, pega aquí y allá para alegría de todos los que hicieron funcionar el contacto.

Suena hoy aberrante lo que se dice de la homosexualidad como vicio y estigma pero no lo que funciona. Siempre la diferencia es una gracia y una desgracia, porque siempre el placer del cuerpo propio anda a contramano de las obligaciones del cuerpo social. Esa es la gracia que bendice el sí mismo y esa es la desgracia, porque al que se pasa de vivo lo matan.

La diferencia de los sexos es el desgarramiento del sexo, el pecado original que nadie puede perdonarse. Pero no conviene tirarle tantas palabras encima a un texto que debería tener todas las que le hacen falta, al menos para ser representado. Los invertidos no es una obra maestra, es la obra de un maestro, de alguien atacado por el furor de la representación. Es la clase de mala compañía que necesita el teatro para ser bueno." Alberto Ure.