Si una película mostrara uno de los primeros espectáculos que realizaron Les Luthiers causaría asombro compararlo con el actual. La superación no se advertiría tanto en lo musical como en lo escénico. Renovarse es vivir, y Les Luthiers lo ponen en práctica desde su fundación. Comenzaron basándolo todo en las sonoridades insólitas de unos instrumentos espantosos, como diría nuestro amigo Landrú. Uno se reía de ellos como de la vestimenta de Chaplin. Pero el talento tiene los pies ligeros y el conjunto pasó muy pronto de la broma auditiva a la corrosiva parodia de todos los géneros y estilos musicales, sin olvidar el ridículo que acecha al cantante, al pianista, al guitarrista o al animador, a poco que descuiden la parte visual de su actuación.
- ODEON (1975)