´¿No te parece una decisión demasiado musical ? Mejor dejémos todo así, como estaba antes’ John Cage a Haydée Schvartz
Cage siempre protestaba cuando decían que su música era ‘experimental’. Consideraba que el experimento precedía a la obra, y que ésta se limitaba a mostrar el resultado de esa experimentación. Sin embargo, esta definición cambió a medida que sus obras se volvían cada vez más indeterminadas. Cage entonces aclaró que su música era experimental porque sus resultados eran desconocidos.
La obra de John Cage genera interés en la medida en que sea interpretada dentro de un marco cuidadosamente delimitado. Cualquier intento por aventurarse más allá de esos límites significa acercarse a lo paródico. Hablar del uso del azar en el arte, de la interpenetración, de la simultaneidad de eventos es, en 2015, un tanto anticuado. Cage forma ya parte de la tradición musical del siglo XX, y su peso en las estéticas musicales actuales es relativo. Schönberg dijo una vez que Cage debía considerarse más un inventor que un compositor . Al asumir esa limitación, Cage se convirtió en un inventor genial. No sólo por la originalidad de su obra sino porque esa autoconciencia generó un marco teórico extenso, riquísimo y complejo, prácticamente aplicable a cualquier disciplina. Sin embargo, el límite de ese marco fue él mismo. La autorreferencia es inevitable en Cage. Cage habla de sí mismo, y en sus propias categorías.
Al crear Todo lo que pienso sobre la estructura tuvimos que asumir esos límites, y pensar una obra que terminara por convertirse (sin quererlo) en un extraño homenaje a John Cage. Todo lo que pienso sobre la estructura es una obra acerca de Cage, dentro del universo de Cage, un juego, una manera, como decía él con su enorme boca cuadrada, de afirmar nuestro rol dentro del caos.
Gonzalo Pérez Terranova