La historia transcurre en 1846 pero bien podria desarrollarse en cualquier época, incluso, la actual. Es que los personajes, más allá de ser personajes, pertenecen a distintos estratos sociales, imprescindibles para el desarrollo de esta tragedia. El padre representa el poder absoluto, en un todo de acuerdo a la situación política del momento. La madre, obsecuente y sometida a este hombre es un participe necesario en la trama. Fermín la mano ejecutora, usado como siempre, la cara visible. Juan Pedro de los Campos Dorados perteneciente a la oligarquía, quien ostenta un poder que nos dice la autora, "de una pureza que nada toca". Luego esta Dolores la protagonista, la que a pesar de su educación se revela, y nos reinvindica. Y por último, el otro protagonista, que es castigado por atreverse con una niña rica. Una maravillosa obra enmarcada entre el amor y el odio, en la que algún observador avesado diría: "cualquier parecido con nuestra historia, no es mera coincidencia".
- TEATRO COLONIAL (2010)