El señor Mockinpott es acusado y se obstina en enterarse de qué. Acude a todas las instancias para saberlo, incluso al ser supremo, pero la mañana Kafkiana lo sigue acorralando hasta que, ¡Por fin!, descubre el motivo de sus desventuras: Una piedra que se le metió en el zapato.
Heredero de Brecht, Peter Weiss copia la ironía de su ilustre antecesor en un texto que descubre la tragedia del hombre común sometido a deberes que con frecuencia no entiende.
Ficha técnico artística
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