El perfume de la siesta

Tres hermanos para un ritual, donde Ella los devuelve al naufragio

Una reflexión sobre el mito de la madre, como aquella mujer que siempre deseamos recuperar, y que aquí retorna casi como un hecho fantasmático. Los hijos “abandonados” recuperan esa imagen mitologizada en sus infancias, pero ellos ya no son los mismos. De este modo la madre es un espejo que les devuelve a ellos el paso del tiempo, sus propias pérdidas y su destino de muerte.
En la población balnearia de Mar del Sur viven los hermanos Orellana. Alberto (Tito), el mayor, de menos luces, es mozo del Hotel Casino, de donde Martín, el del medio, acaba de ser despedido de su trabajo como recepcionista. Celina, la menor, trabaja como enfermera en el hospital local.

Fueron criados por su abuela, ya que su madre, Ernestina, deseando forjarse un destino artístico, los abandonó al cuidado de esta yéndose a Río de Janeiro con un rufián llamado Milton De Oliveira. Allí se embarcó como atracción en el “Neptuno”, un crucero de lujo que recorría las zonas tropicales. El “Neptuno” naufraga trágicamente y el cuerpo de Ernestina jamás pudo ser recuperado.

Veinte años después llega a Mar del Sur Marianela Ovieta, bailarina y cantante rumbera, para trabajar como atracción en el Casino Hotel. Su parecido con Ernestina es asombroso, como si el tiempo no hubiese pasado, y sus rutinas son las mismas que solía ejecutar Ernestina veinte años atrás.

Los hermanos Orellana se presentan ante ella creyendo reconocer a la madre perdida

Este espectáculo cuenta con el apoyo de Proteatro


1 Videos
2 Histórico de funciones
2 Notas en los medios
1 Notas relacionadas