Obra para un personaje sobre el texto de Lope de Vega.
"A partir de una mujer como única sobreviviente de los hechos acaecidos en Fuenteovejuna en 1476, una única actriz narra la historia. Desde la recuperación de la memoria, en principio instantánea y recortada, desde la pérdida y ausencia de un pueblo que “no aparece”, se reconstruyen espacios y situaciones. En esa exposición un único cuerpo es la escritura escénica.
La obra se estrenó hace un poco más de 20 años. Allá, por la venida de la democracia. Para nosotros, en su momento, significó una larga reflexión sobre política y lenguaje artístico.
La Comedia de la Provincia de Buenos Aires nos ha pedido, como sus creadores originales, la reposición o versión aproximada de este trabajo único. Y la respuesta sigue siendo el trabajo sobre el actor, en este caso la actriz, como organizador del hecho vivo del teatro.
Entonces actriz y personajes se funden en una sola historia y lo que vuelve no es sólo un recuerdo, si no la repetición de un relato, la acción de reescribir, de no interrumpir una cadena de lecturas, de resignificar la historia como forma de construir un presente y encontrar a sus protagonistas."
Por Omar G. Sánchez
Memoria e Historia.
La escenografía se concibió en función de un fácil traslado y flexibilidad del posible espacio escénico. Se redujo a elementos escenoplásticos precisos (máscara, muñeco, ballesta, teatrito) que aportan niveles de lectura propios y cuya inclusión y dimensión dramática surgió de la acción actoral.
Con igual criterio orgánico, cuya expresión última es la pollera como presencia constante de la mujer, se integró al juego de la protagonista.
Creándose así relaciones y vínculos, significados e imágenes. Sobre ellas se incorporaron elementos de síntesis de cada uno de los personajes encarnados.
La música como otro nivel de lectura, se elaboró en un primer y segundo plano. Por un lado aporta elementos narrativos propios creando espacios y climas geográficos y de época, y por otro refuerza o contrapone la acción de la protagonista.
Las luces delimitan tiempos y espacios. La permanencia del presente de Laurencia vieja es penumbra. La recuperación del pasado es memoria y claridad. El pasaje de los tiempos va desde el espacio focalizado como el cenital que circunscribe el espacio de declaración o zonas repentinamente iluminadas como instantáneas del recuerdo, a espacio plenamente recuperados e iluminados como un presente pleno.
Esta obra propone al espectador el goce y la reflexión y lo coloca ante “algo”. Se le proporcionan los argumentos, se supone que los estudia y que se ve estimulado en su proceso por el tratamiento formal de la obra, se establece, entonces, una tarea en común entre la escena y la sala y que no concluye cuando la obra finaliza. Muy por el contrario, intenta crear condiciones para una tarea en común con la historia y el presente.
"A partir de una mujer como única sobreviviente de los hechos acaecidos en Fuenteovejuna en 1476, una única actriz narra la historia. Desde la recuperación de la memoria, en principio instantánea y recortada, desde la pérdida y ausencia de un pueblo que “no aparece”, se reconstruyen espacios y situaciones. En esa exposición un único cuerpo es la escritura escénica.
La obra se estrenó hace un poco más de 20 años. Allá, por la venida de la democracia. Para nosotros, en su momento, significó una larga reflexión sobre política y lenguaje artístico.
La Comedia de la Provincia de Buenos Aires nos ha pedido, como sus creadores originales, la reposición o versión aproximada de este trabajo único. Y la respuesta sigue siendo el trabajo sobre el actor, en este caso la actriz, como organizador del hecho vivo del teatro.
Entonces actriz y personajes se funden en una sola historia y lo que vuelve no es sólo un recuerdo, si no la repetición de un relato, la acción de reescribir, de no interrumpir una cadena de lecturas, de resignificar la historia como forma de construir un presente y encontrar a sus protagonistas."
Por Omar G. Sánchez
Memoria e Historia.
La escenografía se concibió en función de un fácil traslado y flexibilidad del posible espacio escénico. Se redujo a elementos escenoplásticos precisos (máscara, muñeco, ballesta, teatrito) que aportan niveles de lectura propios y cuya inclusión y dimensión dramática surgió de la acción actoral.
Con igual criterio orgánico, cuya expresión última es la pollera como presencia constante de la mujer, se integró al juego de la protagonista.
Creándose así relaciones y vínculos, significados e imágenes. Sobre ellas se incorporaron elementos de síntesis de cada uno de los personajes encarnados.
La música como otro nivel de lectura, se elaboró en un primer y segundo plano. Por un lado aporta elementos narrativos propios creando espacios y climas geográficos y de época, y por otro refuerza o contrapone la acción de la protagonista.
Las luces delimitan tiempos y espacios. La permanencia del presente de Laurencia vieja es penumbra. La recuperación del pasado es memoria y claridad. El pasaje de los tiempos va desde el espacio focalizado como el cenital que circunscribe el espacio de declaración o zonas repentinamente iluminadas como instantáneas del recuerdo, a espacio plenamente recuperados e iluminados como un presente pleno.
Esta obra propone al espectador el goce y la reflexión y lo coloca ante “algo”. Se le proporcionan los argumentos, se supone que los estudia y que se ve estimulado en su proceso por el tratamiento formal de la obra, se establece, entonces, una tarea en común entre la escena y la sala y que no concluye cuando la obra finaliza. Muy por el contrario, intenta crear condiciones para una tarea en común con la historia y el presente.
Ficha técnico artística
Participaciones
- Este espectáculo formó parte del evento: Ciclo Teatro X la Justicia Edición 2008
- Este espectáculo formó parte del evento: Bahía Teatro 2009
- Este espectáculo formó parte del evento: ¡Bahía Teatro 10 Años!
Clasificaciones: Teatro, Unipersonales
2 Opiniones del público
7 Histórico de funciones