Correspondencias bailadas

Correspondencias bailadas es un entretejido de historias de cuatro coreógrafas de diferentes países -Letonia, Argentina y EEUU- comunicándose a distancia por dispositivos virtuales. Es una construcción escénica que combina danza, audiovisuales, música y palabra. Su universo se despliega partiendo del documental hacia la imaginación en un intercambio poético de diálogos bailados entre espacios naturales y cotidianos deconstruyendo las casas, los objetos y los territorios, desplegando un mundo sensorial y de sentidos devenidos de un período excepcional.

En un amanecer de la cuarentena 2020 recibí en el WhatsApp un mensaje con un video de mi colega Olga Zlituhina (Directora del Programa de Danza de Latvian Kultur Akademy) bailando a cámara desde el living de su casa en Riga, Letonia. Mas adelante seguía recibiendo sus selfie videos mañaneros desde los bellos espacios naturales de su territorio. Me pedía que le mandé mi “pijama dance” en respuesta a su práctica y así lo hice iniciando las “correspondencias bailadas. Inicié el experimento de revisitar estos archivos para seguir creando poesía y continuidades en una sala teatral. Invité a las colegas Paula Zacharías y a Rosmary Carroll (Bs As -EEUU) a sumarse al proyecto en esta instancia a raíz de ver la magnífica performance de su obra virtual para zoom “Bad Foley”, que es revisitada en correspondencias bailadas. Colaboramos con Paula de manera presencial para la escena y las cuatro a distancia en este experimento sin fin.

Las obras que conforman Despliegues fueron imaginadas en medio de una pandemia. Su proceso continuó desplegándose en la sala de Fundación Cazadores durante este tiempo transicional a veces llamado “post-pandemia” –¿transición hacia qué?–

Los universos construidos en este ciclo traen la pregunta por el tiempo: ¿cómo resignificar poéticamente hoy ese tiempo suspendido entonces?, ¿cómo moverse (o aquietarse) en el encierro?, ¿cómo estar con otrxs sin estar?, ¿qué tipo de futuros son posibles de proyectar?